Corre
el año 2014 y para la Comunidad y el Barrio Chino tuviera una significancia de
notar si no hubieran ocurrido algunos acontecimientos, que, solo ahora, al paso
de varios años, podemos analizar con alguna frialdad, si es que esta es posible
ante la indolencia y la desidia.
Hace
poco más de 20 años, en 1993, se festejó el centenario del Casino Chung Wah,
por aquel entonces una sociedad más y de carácter provincial. Para presidir la
Comisión Organizadora se nombró al director del quincenario Kwong Wah Po, al
periodista y maestro Héctor Fung. Entre otros retos estaba lograr un líder que
favoreciera el desarrollo de la casi invisible Comunidad China y, de ese modo,
convencer a las autoridades cubanas para realizar un proceso eleccionario.
Creo
conveniente aclarar algo. Durante alrededor de unos 20 años, la presidencia del
Casino Chung Wah fue ejercida por el ya desaparecido Alfonso Yaffle Chao Chiu,
quien al momento de asumir, (por ausencia permanente del anterior, Rufino
Chang, que retornó a China), era secretario de la Junta. En esos largos años no
fueron pocas las veces que los directivos comunitarios intentaron ejercer su
derecho al voto, siempre con la negativa del órgano de relaciones, en este caso
la Dirección de Asociaciones del Ministerio de Justicia.
Pues
bien, en el año 1993, surgió esa posibilidad. Para la realización de los
festejos por el Centenario del Casino se creó una inmensa Comisión
Organizadora. Miembros de la comunidad que había ocupado cargos importantes en
diversas instituciones del estado cubano, formaron parte de ella. Festejamos
una semana, danzamos el León Chino y por primera vez en Cuba, un Dragón de 18
metros evolucionó por las calles Dragones, Zanja, Amistad y Lealtad, todas del
municipio de Centro Habana. Pero el liderazgo presentó algunas debilidades y
una parte de los propósitos se perdieron.
Sin
embargo no todo fue malo, al contrario. Ese proceso permitió acercar a miembros
de la Comunidad con inquietudes y verdaderos deseos de revalidar el papel de
los chinos en la formación de nuestra nacionalidad e identidad cultural.

El
camino fue difícil. Tal y como dijera Martí, a las estrellas no se llega por
caminos llanos. La incipiente idea enfrentó un largo proceso burocrático,
decenas de reuniones a distintos niveles, incluido altos niveles, por
intermedio del fallecido general de brigada Moisés Sio Wong, en aquel entonces
Jefe del INRE (Instituto Nacional de la Reserva Estatal, subordinado a las
Fuerzas Armadas Revolucionarias).

Ese
fue el resultado de un constante trabajo. En ocasión de la Fiesta de Primavera
o de Advenimiento del Nuevo Año Lunar, decenas de chinos y descendientes se
reunieron en Cuchillo para comercializar productos alimenticios de la cocina
china. Reaparecieron entonces las maripositas chinas (wonton), el arroz frito,
las tapitas y el pao, que es una especie de pan relleno cocinado al vapor.
Igualmente revivieron algunas verduras y vegetales como la acelga, los
frijolitos chinos y el jengibre.

De
otros aspectos de esta interesante historia hablaré en otros artículos, durante
el mes de junio.