El 14 de febrero, día que los occidentales dedicamos al amor y para
recordar a Valentín, (que antes de santo fue mártir de la Iglesia Católica), no
significa mucho para los chinos tradicionalistas. ¿Por qué digo esto?
Sencillamente porque las tradiciones chinas no contemplan esa adoración, claro
que no significa que los chinos no amen, solo al ver las cifras de su población
nos damos cuenta de cuánto aprecian el amor y lo que con él viene convoyado.

Al paso de los años, y con la modernización y apertura a
Occidente, muchas cosas han cambiado entre los chinos, aunque, a decir verdad,
no significan un cambio radical, sino más bien una adopción de nuevas
tradiciones y hábitos. Es por ello que los enamorados pueden pasar horas de
compras en los inmensos mercados que abundan en las ciudades chinas. Los
varones, felices porque cargan con los bultos y ellas, muy felices, porque hacen
del regateo de compra todo un arte secreto y místico. Personalmente no conozco
a nadie que viajara a China y, pagara el primer precio que le propusieron por
algún producto.
De cualquier modo, el amor es un sentimiento que siempre
está presente en todas las culturas del mundo, por eso los chino cubanos,
festejamos los días occidentales, y celebramos también todas las fechas
tradicionales chinas. En resumen, hacemos fiesta doble.
“¿Qué amas más, la fama o tu persona?
¿Qué amas más, tu persona o tus riquezas?
¿Qué te hace más desdichado, ganar o
perder?
Por eso aquel que desea demasiado,
demasiado consume.
Aquel que más atesora, más pierde.
El hombre que se contenta, no padece
desgracias.
El hombre que sabe detenerse evita el
peligro,
siendo así su vida será larga.”