Asuntos
de trabajo me impidieron escribir días atrás sobre el aniversario 140 de la
Caída en Combate de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria. En la
prensa diaria cubana se pueden encontrar infinidad de artículos y reseñas sobre
el hecho y el Héroe, por lo tanto, no voy a repetir lo ya sabido.
Carlos
Manuel fue maestro masón, del grado 33, según consta en documentos históricos y
documentales. Fue en estas logias y en sus enseñanzas adquirió los principios
de libertad, fraternidad y libertad que llevó a cabo con la hazaña de iniciar
la Guerra por la Independencia de Cuba.
Para
los chino cubanos y sus descendientes, también significó el momento de sumarse
al proceso de formación de la nación.
Por eso, para reconocer los derechos de todos, en el manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba,
redactado y suscrito por Céspedes, se dirigía a los cubanos todos y al resto
del mundo un mensaje de libertad e igualdad, cualidad que caracterizaría toda
la contienda:
“Nosotros consagramos estos dos venerables
principios: nosotros creemos que todos los hombres somos iguales, (...)
deseamos la emancipación, gradual y bajo indemnización, de la esclavitud, (...)
constituyéndonos en nación independiente, porque así cumple a la grandeza de
nuestros futuros destinos, y porque estamos seguros de que bajo el cetro de
España nunca gozaremos del franco ejercicio de nuestros derechos.”
A Céspedes lo podemos comparar con el Padre
de la Patria de China, el Doctor Sun Yat
Zen, quien también se incorporó a las sociedades fraternales y secretas
tradicionales, logrando el apoyo se las mayorías para crear China como nación.
Sun fue premiado con el título de Montaña Central, o Chung San (Zhong Shan).
Desde 1925, una prefectura de China recibió ese nombre en honor a Sun.
Aunque no soy masón, pertenezco a una
hermandad que desde la década de los 90 del siglo XIX, mereció el honor de
emplear algunos de los símbolos de la masonería, conferidos por la hermandad de
San Francisco, California. Aunque ya se ha perdido en la época actual en Cuba,
la sociedad Min Chih Tang funcionó como logia con rituales y procederes
secretos. Esta institución fraternal tuvo sus orígenes en la Sociedad Secreta
Hong Men Chee Kung Tong, aún vigente en muchos países de Occidente y Asia,
siendo el germen del partido Zhi Gong, uno de los pocos permitidos oficialmente
en China.