Una de las
noticias más importantes de los últimos 50 años para Cuba, me sorprendió
disfrutando de mis merecidas vacaciones de fin de año. Debo confesar que fue
inesperada, ni siquiera imaginada. El anuncio simultáneo, a ambos lados del
estrecho de la Florida, de las
intenciones de restablecer las relaciones diplomáticas entre Cuba y los
Estados Unidos dejó sin habla a muchos, mas incluso de los que podemos suponer.
La noticia
acompañante, el regreso de los tres cubanos que permanecían en cárceles de seguridad
y miembros del famoso grupo de Los Cinco, aunque también resultó sorpresiva,
fue menos impactante, al menos para mí. Un hecho que contribuyó a suavizar las
tensiones, pues tuvo como contraparte la liberación del subcontratista de la
USAID Alan Gross y un grupo de detenidos en Cuba.
El primer
hecho levantó una enorme alharaca, tantos los a favor como los opuestos.
Incluso un diario, que no sé cuál fue ni de qué país, puso en grandes
titulares: RUSIA COLAPSA, CUBA CAPITULA. Ni por asomo la acción soberana de
Raúl y Obama al dialogar implica una capitulación o la perdida de principios.
Sencillamente los tiempos son otros, las condiciones diferentes.
El
restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, me
recuerda el paso valiente dado por el entonces presidente Richard Nixon en 1972
cuando visitó a la República Popular China, en momentos en que el mundo entero conocía
las atrocidades de la Gran Revolución Cultural, culminada de modo oficial cinco
años después. Sobre aquella visita Nixon expresó: "Ésta fue
una semana que cambió el mundo, tal como hemos dicho en el comunicado, no es
tan importante como lo que haremos en los próximos años para construir un
puente sobre 16.000 millas y 22 años de hostilidades que nos han dividido en el
pasado. Y lo que hemos dicho hoy es que debemos construir ese puente."
Aunque las negociaciones que vendrán no serán nada fáciles, el puente
tradicional que existió entre Cuba y Estados Unidos comienza a emerger de las
aguas del Estrecho de La Florida y con él una vía más para el desarrollo
económico de nuestra nación, al recuperar mercados tradicionales a nuestros
productos. O como reza el dicho: El dinero no da la felicidad, pero ayuda a calmar los nervios. Ya veremos qué pasa en los próximos días.
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