Un mensaje de FRATERNIDAD

Desde los años 30 del Siglo XX, y hasta principios de los 60, en el Barrio Chino de La Habana se editó la Revista Bilingüe FRATERNIDAD, voz oficial de la Asociación de Detallistas del Comercio de la Colonia China de Cuba.
En el año 2000 se logró rescatar esta publicación, que ahora tuvo una vida demasiado efímera, aunque se logró publicar suficientes materiales relacionados con la historia, la cultura y la actualidad de la Comunidad China de Cuba.
Lamentablemente, en el 2006, volvió a desaparecer.
AHORA INTENTO RESCATAR EL ESPÍRITU DE CONFRATERNIDAD DE AQUELLA PUBLICACIÓN.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Los primeros vecinos de La Habana



Por su condición de capital, La Habana, es la ciudad más poblada de Cuba. Sus habitantes pasan del millón y medio, más cerca de medio millón de temporales aunque muchas veces es difícil definirlos. Algo así le ha ocurrido a una parte muy importante de los habaneros actuales: algunos vinieron explorando las bellezas naturales y las opciones de vida y… Luego vinieron los padres, tíos y sobrinos de visita. Generalmente esas visitas, si son del Oriente cubano se prolongan en el tiempo mucho más allá de lo imaginable.

Pero el tema de las migraciones internas no es el que me anima a esta crónica, sino rememorar a los primeros vecinos de la Villa, que está al cumplir de modo oficial, 495 años.

Se puede afirmar que la población sancristobalera era escasa en los primeros decenios. En 1544, las actas recogen la presencia de 40 vecinos, pero usted, amigo, no se deje engañar por las cifras. Tal y como ocurre ahora mismo, los vecinos eran aquellos cuyo domicilio oficial era La Habana, debían ser blancos, libres, con algún billete y algo de propiedades, lo que desprende que los esclavos, los pocos aborígenes que quedaban y aquellos que no tuvieran un cobre, no podían ser vecinos. Residían, sí, pero no podían ejercer cargos públicos ni tener vida elegante. Por ejemplo el documento que da cuenta de la cifra de vecinos en 1544, agrega que también vivían 120 indios naborías naturales, 200 esclavos, un clérigo y un sacristán. Diez años más tarde, en 1554, ya eran cerca de 700 y en 1590, la Villa de San Cristóbal de La Havana, con uve, tenía registrados 800 vecinos y 4 mil almas.
 
Los habaneros se dividían en vecinos, moradores y estantes. De los vecinos ya hablamos, así que los moradores residían sin propiedades aunque era posible que re emigraran o no lograran el derecho a la vecindad y los estantes eran aquellos que no poseían casa, ni mujer, ni hacienda, ni padre, ni madre. Como diría el excelso Héctor Zumbado: la cagástrofe.

En cuanto a los llamados indios había muy pocos, la mayoría había sido segregada a Guanabacoa, como poblado de indios y algunos procedentes de México, ocupaban terrenos en el barrio de Campeche.

Ya la villa como ciudad principal, lo que nunca logró Santiago (casi todas las ciudades de Santiago llegaron a ser capitales o al menos de gran importancia), fue asiento del gobierno colonial y por eso entre sus primeros vecinos se cuenta con no pocos abolengos, como Juan Velázquez de León, pariente del Adelantado Don Diego; Alonso Hernández de Puertocarrero; Gonzalo de Sandovel. Más tarde estaba Diego de Soto y Alonso de Rojas, el capitán Arrate, los hermanos Martin y Antón Recio…

Antón Recio merece un aparte. Su segundo apellido era Castaños y se le conocía como gran propietario y alto funcionario de la Corona en esta villa. Se casó con otra propietaria, Catalina Hernández, y de ese modo unió sus propiedades con el mayorazgo de esta. Esa fue la herencia que le dejó a su hijo bastardo Juan Recio, nacido de una india de Guanabacoa que, según el chismorreo de la época, descendía a su vez del cacique guanabacoense. Antón Recio logró una Providencia Real para legitimar a su primogénito y dejarle todo.

Muchos de aquellos apellidos avecindados quedaron para nosotros en los nombres de calles de la Habana, tanto de intramuros como del exterior y no en pocas ocasiones se nos escapa su origen, por desconocer una parte de la historia de esta ciudad que amamos y padecemos.

Imagen 1: Plano de la Villa en 1603, realizado por el cartógrafo Cristóbal de la Roda.
Imagen 2: Primera página de las Actas Capitulares de julio de 1550.

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